Buenos días, Pandas:
Menos mal que Ella no ha venido todavía. Os tengo que contar algo que me da un poco de vergüenza y que me pasó ayer en la fiesta de Halloween. Es mejor que Ella no lo sepa, o si no sospechará que a mí ella me… ¡Ah! No puedo ni decirlo .
Bueno, os voy a contar lo que pasó: Ayer me presenté en la fiesta de Halloween con mi disfraz de Mike, así que me mezclé entre el resto de los invitados y me puse a buscar a Ella. Pero no era tan fácil. En la fiesta había brujas, fantasmas, diablos y otros personajes que daban mucho miedo, y claro, muchos llevaban máscaras y no era fácil reconocerlos. Encontrar a Ella era más difícil que encontrar una aguja en un pajar .
A la hora de estar allí ya estaba harto de buscar, así que me quedé en un rincón. “Oye, podría probar el efecto especial del disfraz”, pensé. Dicho y hecho, agarré un corazón y se lo lancé a la primera Celia que vi. Jiji, ¡funcionó! Aquella Panda se puso roja como un tomate . Pero de repente el Panda se volvió hacia mí y yo me di cuenta de quién era esta tal Celia: ¡Era Ella! :shock:
Yo me puse rojo fosforito y me escondí detrás de la primera columna que vi. Luego me agaché y me deslicé sigilosamente entre las piernas de los Pandas. Menos mal que Ella no me reconoció, vamos, yo creo que no me reconoció. ¡Uf! Pero estuvo cerca. Imaginaos, ¡si me llega a ver! Entonces se habría dado cuenta de que estoy enamorado de ella. ¡Qué vergüenza!
Ojito al parche,
Vuestro Mike… digo, Max.
Menos mal que Ella no ha venido todavía. Os tengo que contar algo que me da un poco de vergüenza y que me pasó ayer en la fiesta de Halloween. Es mejor que Ella no lo sepa, o si no sospechará que a mí ella me… ¡Ah! No puedo ni decirlo .
Bueno, os voy a contar lo que pasó: Ayer me presenté en la fiesta de Halloween con mi disfraz de Mike, así que me mezclé entre el resto de los invitados y me puse a buscar a Ella. Pero no era tan fácil. En la fiesta había brujas, fantasmas, diablos y otros personajes que daban mucho miedo, y claro, muchos llevaban máscaras y no era fácil reconocerlos. Encontrar a Ella era más difícil que encontrar una aguja en un pajar .
A la hora de estar allí ya estaba harto de buscar, así que me quedé en un rincón. “Oye, podría probar el efecto especial del disfraz”, pensé. Dicho y hecho, agarré un corazón y se lo lancé a la primera Celia que vi. Jiji, ¡funcionó! Aquella Panda se puso roja como un tomate . Pero de repente el Panda se volvió hacia mí y yo me di cuenta de quién era esta tal Celia: ¡Era Ella! :shock:
Yo me puse rojo fosforito y me escondí detrás de la primera columna que vi. Luego me agaché y me deslicé sigilosamente entre las piernas de los Pandas. Menos mal que Ella no me reconoció, vamos, yo creo que no me reconoció. ¡Uf! Pero estuvo cerca. Imaginaos, ¡si me llega a ver! Entonces se habría dado cuenta de que estoy enamorado de ella. ¡Qué vergüenza!
Ojito al parche,
Vuestro Mike… digo, Max.
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