Hola, Pandas:
No os lo vais a creer, pero Maxalaxa, que huye despavorido cada vez que ve una pista de baile o una bola de discoteca, ¡ayer bailó en la fiesta de la nave espacial por voluntad propia! ¡Y menuda marcha! No sabía yo que Maxalaxa tuviese tanto ritmo .
Bueno, tampoco es para tanto, no hace falta echar las campanas al vuelo. Por lo menos ahora tengo mejor fama que antes. Pero en realidad, no lo hice de forma tan voluntaria como tú dices. Más bien todo lo contrario, porque caí en tu trampa…
Pero si no, yo no habría descubierto lo bien que bailas. A ver Pandas, lo que pasó fue que Maxalaxa y yo ayer volvimos a la fiesta. Entonces, igual que antes de ayer, yo estaba bailando y Maxalaxa estaba ahí en un rincón con su disfraz de robot contando estrellas.
¡Pues no! Esta vez estaba contando las patatas de Bruno. Al principio había 21, pero luego había cada vez menos . ¡Pero qué ricas están!
Pero no están tan ricas como la comida favorita de Maxalaxa: el kebab. Me quedé mirando a Maxalaxa con su disfraz de robot, y se me ocurrió una idea genial para sacar el bailarín que lleva dentro . Me acerqué hasta él y le dije: “Me juego un kebab a que no puedes hacer el baile del robot”. Por supuesto, no tuve que decírselo dos veces. En un periquete, Maxalaxa dejó el pescado rebozado que se estaba comiendo y se echó a reír imitando la voz de un ordenador: Jar, jar, jar . Entonces se puso a mover los brazos y la cabeza de forma mecánica, como si fuese un robot, ¡y al ritmo de la música! Yo no me pude aguantar, y tuve que inmortalizar este momento histórico haciendo una fotografía:
¡El baile del robot es muy divertido! ¡Tenéis que probarlo! Ahora tengo muchas ganas de que llegue la hora de comer… Hoy toca comer kebab .
Que os vaya bonito,
Maxalaxa y Ellui.
No os lo vais a creer, pero Maxalaxa, que huye despavorido cada vez que ve una pista de baile o una bola de discoteca, ¡ayer bailó en la fiesta de la nave espacial por voluntad propia! ¡Y menuda marcha! No sabía yo que Maxalaxa tuviese tanto ritmo .
Bueno, tampoco es para tanto, no hace falta echar las campanas al vuelo. Por lo menos ahora tengo mejor fama que antes. Pero en realidad, no lo hice de forma tan voluntaria como tú dices. Más bien todo lo contrario, porque caí en tu trampa…
Pero si no, yo no habría descubierto lo bien que bailas. A ver Pandas, lo que pasó fue que Maxalaxa y yo ayer volvimos a la fiesta. Entonces, igual que antes de ayer, yo estaba bailando y Maxalaxa estaba ahí en un rincón con su disfraz de robot contando estrellas.
¡Pues no! Esta vez estaba contando las patatas de Bruno. Al principio había 21, pero luego había cada vez menos . ¡Pero qué ricas están!
Pero no están tan ricas como la comida favorita de Maxalaxa: el kebab. Me quedé mirando a Maxalaxa con su disfraz de robot, y se me ocurrió una idea genial para sacar el bailarín que lleva dentro . Me acerqué hasta él y le dije: “Me juego un kebab a que no puedes hacer el baile del robot”. Por supuesto, no tuve que decírselo dos veces. En un periquete, Maxalaxa dejó el pescado rebozado que se estaba comiendo y se echó a reír imitando la voz de un ordenador: Jar, jar, jar . Entonces se puso a mover los brazos y la cabeza de forma mecánica, como si fuese un robot, ¡y al ritmo de la música! Yo no me pude aguantar, y tuve que inmortalizar este momento histórico haciendo una fotografía:
¡El baile del robot es muy divertido! ¡Tenéis que probarlo! Ahora tengo muchas ganas de que llegue la hora de comer… Hoy toca comer kebab .
Que os vaya bonito,
Maxalaxa y Ellui.
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